A finales del siglo XIX se descubrió la microbiota, un conjunto de billones de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo y que influyen en funciones vitales como la digestión, el sistema inmunológico, el peso y la salud mental. Sabiendo de su importancia unos investigadores japoneses quisieron responder a la pregunta de qué ocurriría si no tuviéramos microbiota, así en 2004, estudiaron ratones sin bacterias, observando que, además de sufrir problemas fisiológicos, presentaban alteraciones de comportamiento como una mayor respuesta al estrés y falta de interacción social. Otros experimentos posteriores mostraron que los trasplantes de microbiota fecal podían inducir obesidad o síntomas de depresión en estos ratones.
GRANDES DESCUBRIMIENTOS: Aunque no se pueden hacer estudios en humanos sin bacterias, en la última década se ha avanzado en la comprensión del eje intestino-cerebro, que conecta el sistema digestivo con el cerebro. Entre otras cosas se ha descubierto que ciertas bacterias intestinales, llamadas psicobióticos, pueden influir en trastornos mentales como la depresión y el autismo, así como en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer y el Parkinson. Al parecer, estas patologías suelen estar asociadas con desequilibrios en la flora intestinal y la inflamación.
PISCOBIÓTICO: El término psicobiótico fue acuñado en 2013 por un grupo de investigadores del Centro Farmacéutico Alimentario de Cork (Irlanda). Lo definieron como "un organismo vivo que, cuando se ingiere en cantidades adecuadas, produce un beneficio para la salud de los pacientes que padecen enfermedades psiquiátricas".
BACTERIAS PARA LA SALUD MENTAL: A pesar de que aún no se ha identificado con precisión qué bacterias específicas protegen contra trastornos mentales, ciertos patrones han emergido. Por ejemplo, las personas con depresión tienen menos Bifidobacterium y Lactobacillus, mientras que en pacientes con Parkinson se observan menos bacterias de los géneros Blautia, Roseburia y Coprococcus, que son antinflamatorias. Además, ensayos clínicos en humanos y estudios en ratones han mostrado que algunos probióticos, como Lactobacillus casei y Bifidobacterium longum, mejoran los síntomas de depresión, aumentan la neuroplasticidad y reducen la inflamación.
LA DIETA MEDITERRÁNEA: Aunque falta mucho por entender, nutricionistas como la Dra. Rodríguez-Urrutia insisten en que todos aquellos que seguimos una dieta mediterráneaestamos de suerte y pone en valor que ésta está llena de psicobióticos, prebióticos y probióticos que pueden ayudarnos a tener una mejor salud mental. En sus propias palabras: "Hay que potenciarla. Hasta ahora se decía que es buena para no tener diabetes, obesidad o un infarto, pero la dieta mediterránea confiere también un beneficio para la salud mental”. Sin duda aprender a alimentarnos en este tándem intestino-cerebro es una de las grandes revoluciones del siglo XXI.