Bacon, tocino, tocineta, jalufo o panceta: seguro que Vicent, el emblemático personaje de Pulp Fiction, estará de acuerdo en que lo llamemos como lo llamemos está igual de delicioso. Mañana comenzará el primer fin de semana de septiembre, (sí, ya ha llegado) y con él la celebración del Día del Bacon, una tradición que data del año 1997, cuando Danya D. Goodman y Meff "Human Cannonball" Leonard fundaron este Día Internacional para unir a todos los baconlovers.
HISTORIA: La historia del bacon –o beicon, en su grafía adaptada– es tan antigua como las civilizaciones, se cree que fueron los chinos, hace unos 3000 años, los primeros en curar panceta de cerdo con sal. Los romanos tomaron prestada la idea y la llamaron "petaso". Hasta el siglo XX el tocino de cerdo era elaborado de manera artesanal, pero en el año 1924 todo cambió cuando la famosa compañía estadounidense Oscar Mayer obtuvo una patente para envasarlo y comercializarlo en paquetes, rebanado en finas rodajas. El resto de la historia ya la conocemos.
BACONMANÍA: A pesar de no ser la comida más saludable del mundo, el consumo de bacon en Estados Unidos se sitúa en unos 8 kilos al año por persona. Según un artículo publicado en La Vanguardia, en los 90 la industria promovió el uso de bacon para mejorar el sabor de recetas y aumentar ganancias, destacando su larga vida útil y bajo desperdicio. A principios de los 2000, impulsado por Internet y blogueros, el bacon se popularizó masivamente, convirtiéndose en una industria de 4.000 millones de dólares anuales. La llamada baconmanía convirtió al bacon en algo más que un alimento, lo alzó como un ícono cultural.
OTROS FORMATOS: Su influencia trascendió la gastronomía, integrándose en otros sectores como la moda, accesorios y artículos para el hogar hasta el punto de que los amantes del bacon pueden disfrutar de artículos como un reloj despertador que emite el sonido y el aroma a bacon.