Con motivo del Día de la Sonrisa hemos querido ir más allá del gesto y profundizar en todo lo que hay detrás de ella. Para ello reunimos a tres especialistas de distintas disciplinas en una mesa redonda, donde exploraremos la sonrisa desde la salud, la mente y los hábitos cotidianos. Porque sonreír no solo ilumina, también refleja bienestar, confianza y calidad de vida. 😄 Odontología
La sonrisa empieza en la boca. Emilio López, odontólogo, nos explicará cómo el cuidado bucal no solo influye en la estética y la confianza, sino también en la salud general del organismo. 😄 Psicología
Sonreír no es solo un gesto: tiene un efecto directo en el cerebro y en nuestras emociones, Fernando Pena, director del Centro de Psicología Calma Al Mar y presidente de la Asociación Española de Psicología Sanitaria AEPSIS, abordará esta rama.
😄 Nutrición
Lo que comemos también se refleja en nuestra sonrisa. Desde la fortaleza de los dientes hasta la energía y el bienestar diario, la nutricionista Paloma Quintana nos dará más claves sobre cómo influye la alimentación. |
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Odontología Biológica @dr.emiliolopez |
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Lo más importante es usar la boca para masticar y la nariz para respirar y no al contrario |
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1. ¿Qué relación hay entre una sonrisa sana y la salud general del cuerpo, más allá de lo estético? La boca es la puerta de la salud y si no hay salud oral, no puede haber salud general. Todo lo que sucede en la boca está sucediendo a la vez en el resto ya que el cuerpo es un solo órgano. 2. ¿Qué hábitos simples podríamos incorporar en la rutina diaria para tener una sonrisa más saludable?
Lo más importante es usar la boca para masticar y la nariz para respirar y no al contrario. Tomar alimentos más duros y correosos, huyendo siempre de los procesados. La belleza de la sonrisa siempre ha de venir de la mano de la función masticatoria equilibrada. Como decía Cluade Bernard, la función hace al órgano. 3. ¿Cómo afecta la microbiota oral a nuestra salud digestiva, cardiovascular e incluso mental?
Desde la Odontologia Biologica prestamos máxima atención al cuidado de la microbiota oral, ya que cualquier desequilibrio en ella repercute a distancia. Las barreras mucosas se abren y los mediadores de la inflamación pueden invadir el resto del organismo. |
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Cuando sonríes, envías un mensaje silencioso que dice: “estoy abierto a ti, puedes confiar en mí” |
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1. ¿Sonreír realmente puede cambiar nuestro estado emocional, incluso si no lo sentimos al principio?
Hubo un estudio científico* del año 1988 que así lo afirmaba. Se hizo muy popular y todavía hoy hay prestigiosos ponentes internacionales que aluden a él en sus conferencias. Es un ejercicio que es fácil
replicar con el público (tan solo poner un lápiz o bolígrafo entre los dientes puede cambiar la emoción que sientes), y que puede resultar divertido para hacer delante de una audiencia que efectivamente se ríe al hacerlo. De ahí, este conocimiento se extiende con facilidad, es replicado por otras personas y pasa a ser un conocimiento aceptado.
Sin embargo, un problema severo con el que cuenta la psicología experimental hoy en día es que muchos estudios científicos que se han hecho populares no son replicables, poniendo así en duda los resultados hallados en la investigación original. Es lo que se encontró en una investigación que puso en jaque a la psicología científica encontrando que casi el 70% de 100 famosas investigaciones
publicadas en revistas punteras en psicología encontraban unos resultados diferentes (menores) a los publicados en dichas revistas. El famoso ejercicio del “lápiz entre los dientes”, en la misma línea, no soportó el peso de los intentos científicos de replicarlo que evidenciaban unos resultados mucho menos significativos y atribuibles a otras variables (como por ejemplo “saber que te están observando con un lápiz entre los dientes”).
En conclusión, quien haga una revisión científica más amplia y actualizada llegará a la conclusión de que forzar una sonrisa sin una emoción previa que la genere no tiene por qué cambiar nuestro estado emocional significativamente, de forma consistente y prolongada.
2. ¿Cómo funciona ese “engaño positivo” al cerebro?
La expresión corporal y facial retroalimenta a nuestro cerebro. Una sonrisa no crea felicidad de la nada, pero puede inclinar la balanza emocional hacia lo positivo, sobre todo si hay algo que la apoye.
En esta línea, sí tiene más evidencia científica el funcionamiento de las neuronas espejo. De una manera resumida, nuestras emociones tienden a copiar las emociones que vemos delante. Por ese motivo, si estamos delante de alguien muy alterado, nervioso, que habla fuerte, tendemos a alterarnos y ponernos nerviosos. Entonces, si estamos junto a una persona que sonríe con frecuencia, y además hay una causa observable para esa sonrisa, nos va a contagiar esa emoción positiva que nos hará sonreír. A su vez, nuestra sonrisa impactará en las neuronas espejo de esa persona que favorecerán su sonrisa. Es un círculo vicioso positivo que emplean habitualmente los maestros en la escuela, los dependientes para lograr una respuesta mejor de sus clientes, o incluso los responsables de equipos para crear un clima positivo entre los trabajadores de una empresa.
3. ¿Qué impacto tiene la sonrisa en nuestras relaciones sociales y en la percepción que otros tienen de nosotros? La sonrisa forma parte de la comunicación. En este caso, de la conocida como comunicación no verbal. Es uno de los gestos más poderosos que tenemos a nivel social que puede determinar de una manera poderosa cómo nos perciben y cómo nos van a tratar.
Cuando sonríes, envías un mensaje silencioso que dice: “estoy abierto a ti, puedes confiar en mí”. En un encuentro personal, esa simple expresión puede reducir la distancia emocional de manera instantánea. Piensa, por ejemplo, en cómo cambia la atmósfera cuando entras en una sala de reuniones, o en el ascensor en el que ya hay dentro un vecino con el que te llevas bien: si entras serio, o inexpresivo, esas personas se mantienen cautas o no influyes apenas en ellas; si lo haces sonriendo ligeramente, casi de inmediato la interacción fluye con mayor naturalidad. Sobre todo, si es una sonrisa franca y sincera. Además, la sonrisa tiene un efecto contagioso. En psicología social sabemos que las personas que sonríen tienden a ser percibidas como más competentes, influyentes, más atractivas y hasta más seguras de sí mismas. Es como si la sonrisa funcionara como una “carta de presentación” que predispone al otro a valorarte de manera más positiva, incluso antes de que digas una sola palabra. Para esto, la sonrisa tiene que ser honesta y no impostada.
4. ¿Cómo se ve afectada nuestra capacidad de sonreír (genuinamente) cuando estamos en estados de ansiedad o burnout?
La sonrisa auténtica nace de una emoción interna, de una chispa de conexión con algo que nos resulta agradable o que nos da sentido. Pero cuando el cuerpo y la mente están saturados, esa chispa se apaga. Imagina a alguien que lleva semanas durmiendo mal, con una agenda cargada y sintiendo que nunca llega a todo lo que tiene que hacer: en ese estado, aunque intente sonreír, lo que aparece es más bien una sonrisa cansada, una mueca que no llega a los ojos. Y todos lo notamos, porque la sonrisa genuina se desvanece rápidamente. En la ansiedad o el burnout, en cambio, la mente está tan ocupada y fatigada que no deja espacio para esa espontaneidad. Es como cuando intentas escuchar una canción bonita con la radio llena de interferencias: la melodía está ahí, pero apenas se distingue.
Así ocurre con la sonrisa en esos estados; sigue siendo posible, pero queda ahogada por el ruido interno. El lenguaje no verbal que muestra saturación y agotamiento cubre hasta ocultar cualquier otro gesto de felicidad. |
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Nutricionista integrativa y deportiva @nutricionconq |
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La salud bucodental no depende de un único nutriente, sino de un estilo de vida y de una alimentación basada en alimentos reales |
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1. ¿Qué nutrientes están directamente relacionados con una sonrisa saludable (dientes, encías, estado de ánimo)?
La salud bucodental no depende de un único nutriente, sino de un estilo de vida y de una alimentación basada en alimentos reales y reducir los más perjudiciales con azúcares y aceites vegetales de mala calidad.. Para la mineralización de dientes y huesos, son clave vitamina D, calcio y fósforo. La vitamina C interviene en la síntesis de colágeno, fundamental para encías resistentes. Además, los omega 3 de pescados como el salmón, las sardinas o la caballa ayudan a modular la inflamación, algo muy relevante en problemas periodontales. Y si pensamos en el ánimo, ese brillo de la sonrisa, no podemos olvidar vitaminas del grupo B y magnesio, que participan en la producción de neurotransmisores, para lo cual es fundamental respetar nuestros ritmos de sueño y comer cuando hay horas de luz.
2. ¿Qué rol tiene el intestino en nuestro bienestar emocional y, por extensión, en nuestra capacidad de sonreír con autenticidad?
Hoy sabemos que el eje intestino-cerebro es una autopista bidireccional en la que la microbiota tiene un papel protagonista. Alrededor del 90 % de la serotonina corporal se produce en el intestino, y una microbiota equilibrada se asocia con menor inflamación y mejor regulación emocional. Por eso, cuidar la digestión, elegir alimentos frescos, vegetales variados, fibra soluble y evitar ultraprocesados no solo impacta en la salud física, también en la manera en que nos sentimos… y en nuestra capacidad de sonreír con autenticidad.
3. ¿Qué alimentos promueven la serotonina o dopamina de forma natural, y cómo podríamos integrarlos en un día común?
No hablamos de alimentos que “den serotonina”, sino de nutrientes precursores. El triptófano, presente en huevos, pescado azul y lácteos de calidad como fermentados, quesos, muy saludables los curados de cabra, es esencial para sintetizar serotonina. La dopamina se genera a partir de la tirosina, abundante en carnes, semillas y frutos secos. Integrar esto en un día real es sencillo: - Desayuno con huevos y aguacate.
- Almuerzo con pescado azul y vegetales de temporada.
- Un snack de chocolate negro (mínimo 85 % aunque recomiendo más e incluso cacao 100%) y queso o kéfir.
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Una cena ligera con proteína de calidad y verduras.
Todo ello dentro de un patrón donde predominen los alimentos reales, la regularidad en las comidas en las horas de luz y la coherencia en el estilo de vida. En resumen, la sonrisa se cultiva desde mucho más allá del cepillo de dientes: con cada decisión alimentaria, con el descanso, con la respiración y con una vida en coherencia con nuestra salud. |
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