El azúcar se ha convertido en el principal adversario de una alimentación saludable, llevamos años escuchando los inconvenientes de abusar de esta sustancia, aún así, los datos indican que cada español triplica de media el consumo recomendado por la OMS (Organización Mundial de la Salud).
Nuestro cuerpo necesita azúcar para funcionar y lo sabe. Especialmente, nuestro cerebro, nuestros músculos y nuestro sistema nervioso, que lo usan como combustible. A pesar de que la mayor parte de la glucosa que necesitamos para funcionar proviene de hidratos de carbono que se encuentran en todos los grupos de alimentos, nuestro gusto por los sabores dulces es irrefrenable, ¡qué difícil es decir que no al postre!
Curiosamente, decir que no nos resulta tan complejo por un sencillo motivo: el azúcar tiene un efecto parecido en nuestro organismo al de algunas drogas, cuando lo consumimos provoca una liberación de dopamina en el cerebro que nos produce un pico de bienestar instantáneo. Esto ha llevado a muchos investigadores a analizar si el azúcar es una sustancia adictiva.
En la búsqueda de alternativas al “demonio del azúcar” los productos comenzaron a incluir edulcorantes: la sacarina, la stevia, el aspartamo, el eritritol, entre tantos otros, abandonaron el banquillo para salir al terreno de juego; pero recientemente la OMS ha puesto sobre la mesa los inconvenientes de un consumo excesivo de edulcorantes y advierte que también hay que vigilar estas opciones aparentemente más sanas.
Esto ha llevado a muchos consumidores a buscar la alternativa de la alternativa, y parece que esta búsqueda siempre lleva al mismo lugar: los ingredientes naturales.
¿Cuáles son las alternativas al azúcar y los edulcorantes? Algunas de las alternativas son ingredientes como la stevia natural, tanto en hojas secas como en extracto líquido, que puede endulzar alimentos sin aportar calorías. El azúcar natural como la miel cruda, el jarabe de arce o el azúcar de coco.
Los nutricionistas también ponen el foco en las frutas como los dátiles o el plátano y en las verduras, pues pueden proporcionarnos un dulzor natural sin recurrir a edulcorantes. Especias como la canela, la vainilla o el cardamomo también pueden cambiar el sabor de nuestros platos y ayudarnos en el reto de reeducar nuestro paladar para comer mejor sin renunciar al placer de lo dulce.