Hoy hablamos de una de las joyas del verano: el gazpacho. Ese brebaje rojo y fresco que conquista las mesas en verano.
Origen. Aunque hoy lo encontramos embotellado en cualquier súper y elevado a la categoría de entrante gourmet, el gazpacho tiene orígenes humildes. Surgió como un plato de pastores y jornaleros andaluces que mezclaban pan duro, ajo, agua, vinagre y aceite. Lo que era una sopa fría para aprovechar sobras, se convirtió en una declaración de amor a la dieta mediterránea. El gazpacho pasó del campo a ser el protagonista de nuestras mesas.
Beneficios. No es solo un refresco gastronómico, también es medicina líquida. Gracias al tomate, rico en licopeno, es un escudo contra el envejecimiento celular. Su alto contenido en potasio y su bajo nivel de sodio hacen que sea ideal para personas con hipertensión.
Cómo tomarlo. Como más se disfruta es frío, puedes beberlo en vaso, comerlo en plato con cuchara y tus toppings favoritos: huevo duro, pepino, jamón, picatostes… Lo puedes tomar como primer plato, entre horas como tentempié o directamente como cena ligera.
Errores. Hacer gazpacho tiene su ciencia y hay errores que no se perdonan, como pasarse con el ajo o el vinagre, o equivocarse con la textura: ni lo dejes como un puré espeso ni como un agua colorada, el punto justo está en colarlo lo suficiente para que quede suave pero con cuerpo.
Para que no haya problema al prepararlo y puedas disfrutar de un gazpacho perfecto para este calor, celebramos el Día del Gazpacho con García Millán.