En Murcia cuando llueve se hacen migas; no hay una explicación científica al respecto pero ocurre, es caer una gota de agua al suelo y comenzar a sacar las sartenes y los ingredientes pertinentes. Hay una cierta conexión mágica entre las inclemencias meteorológicas y un platazo delicioso de migas.
HISTORIA: Nuestro gusto por este plato se remonta, como casi todo, a la Antigua Roma, si bien muchos historiadores prefieren hablar de un origen árabe, ya que los tharid, un plato que se obsequiaba a los invitados distinguidos y cuya definición es "fórmulas de pan espeso, cocido o salteado en un medio más o menos húmedo y adicionado de grasa animal y, en ocasiones, carne" se parece bastante a las migas que tomamos hoy en día.
VUELTA AL RECETARIO: Lo más curioso es que durante la Edad Media y el Renacimiento no se ha encontrado ni rastro de este plato en los recetarios españoles, y no fue hasta el año 1611 cuando se recuperó y comenzamos a hablar de migas –llueva o no–. En la actualidad existen unos ocho tipos diferentes: manchegas o ruleras, andaluzas, gachasmigas (Región de Murcia), de Almería, extremeñas, alentajana (Portugal), turriyones (Zamora) y aragonesas.
PAN O HARINA: Para categorizarlas, aparte del lugar de origen, podríamos hablar de dos tipos: las elaboradas con los restos del pan y las preparadas con harina o sémola de trigo. Ambas comparten elementos comunes: se acompañan con carnes como salchichas, tocinos o costillas, verduras, frutas (para muchos la uva es un imprescindible), o incluso chocolate. Para hacerlas necesitamos paciencia, una buena sartén y mucha mano dura. Si bien las migas de pan están al alcance de muchos, hacer migas de harina y que queden en el punto exacto es un arte que muy pocos controlan. Eso sí, bien hechas o no, para quitarse el antojo ¡hay hasta quien las prepara en el microondas! Lo que está claro es que cuando hay migas llueve a gusto de todos.