En las últimas semanas desde varios artículos y foros se ha difundido la idea de que los imanes de la nevera pueden afectar al correcto funcionamiento de nuestro aparato. La cosa se ha ido tan de madre que hasta la OCU ha tenido que lanzar un artículo hablando al respecto con el hashtag #Nocuela. Las preocupaciones de los consumidores van desde la creencia de que estos imanes pueden aumentar el consumo de la nevera hasta que pueden afectar, incluso, a la conservación de los alimentos. Te explicamos qué hay de cierto.
DAÑOS ELECTROMAGNÉTICOS: La realidad es que la mayoría de los electrodomésticos modernos están diseñados para resistir fuerzas magnéticas bastante más intensas, así que es poco probable que tu imán de la Torre Eiffel cause un colapso magnético en el compresor del frigo. De hecho, si eso ocurriera, tendríamos un problema de ingeniería mucho más grande entre manos.
CONSUMO: Otro mito que circula es que los imanes "chupan" la energía del refrigerador, haciendo que consuma más electricidad. Los imanes, por definición, no consumen ni desvían electricidad; de hecho, ni siquiera saben lo que es la electricidad. Lo que aumenta el consumo de nuestra nevera son otras prácticas como: dejar la puerta abierta, bajar demasiado la temperatura, meter comida caliente, no revisar los sellos de las puertas o dejar que el hielo se acumule en el congelador. Así que no, tu recibo de luz no aumentará mágicamente porque hayas decidido decorar tu nevera con una colección de souvenirs de tus viajes.
CONSERVACIÓN DE ALIMENTOS: Para que nos hagamos una idea, los campos magnéticos de los imanes de nevera son tan débiles que apenas logran sostenerse pegados, mucho menos penetrar las paredes del refrigerador o afectar los alimentos.
Así pues, como dicen en la OCU, tranquilidad: no hace falta que retires tu colección, según los propios fabricantes de frigoríficos el único problema que podrían dar los imanes es que manchen o arañen la puerta. Así que, por feos que sean, hay imanes en la nevera para rato.