La compra: Cuando vayamos a adquirir el pulpo es importante que nos fijemos en su calidad. Hay que tener en cuenta que el pulpo es un producto estacional y es preferible que sea de invierno. Para prepararlo en casa se recomienda escoger uno de entre 1,5 kg y 3 kg, ya que, aunque parezca pequeño, será más fácil de cocer y será más probable que quede perfecto.
Ablandar el pulpo: Antes de cocinarlo, es fundamental ablandar el pulpo. Antiguamente se golpeaba contra las rocas para romper sus fibras, pero hoy en día afortunadamente este proceso se simplifica congelándolo durante tres días. Así, al descongelarlo, lograremos una textura tierna y lista para cocer. Es recomendable hacerlo en la nevera durante un día, colocándolo en un recipiente amplio, ya que como es normal soltará agua y podría caer “la del pulpo” en nuestro frigo.
En la cacerola: Para cocerlo, colocamos una olla grande con agua a fuego alto hasta que hierva. Mientras, lavamos el pulpo, prestando especial atención a la cabeza y los tentáculos para eliminar cualquier resto de suciedad. Ya limpio, procedemos a meter y sacar el pulpo en la cacerola, agarrándolo con unas buenas pinzas, (o con la mano bien limpia) para que se encoja y rice sus tentáculos. Repetimos tres veces este proceso, conocido como "asustar al pulpo", que algunos aseguran que proporciona una mejor cocción y hace que la piel se adhiera bien al cuerpo. Una vez dentro lo cocemos sin tapa y, si es necesario, añadimos más agua para compensar la evaporación.
Consejo: No deseches el agua. El agua de cocción del pulpo, conocida como "agua pulpeira", se puede aprovechar para cocer patatas, preparar un delicioso arroz o incluso para darle un toque especial a la pasta.
Una vez listo, si queremos servir la clásica tapa de pulpo a la gallega, ponemos una capa de patatas, el pulpo cortado encima, un poquito de sal y pimentón dulce o picante y un chorrito de aceite de oliva. Estas tijeras, olla y tabla te vendrán genial: