El calcio es un mineral esencial para el correcto funcionamiento de nuestro cuerpo. La función por la que más se le conoce es como mineral determinante para una buena salud ósea, pero es cierto que también juega un papel fundamental en la contracción muscular y en el mantenimiento del ph sanguíneo.
La fuente de calcio más conocida es la leche animal, de hecho las recomendaciones dietéticas apuestan por el aporte diario de productos lácteos para la obtención del calcio necesario para nuestros huesos.
Si bien es cierto, que las leches animales contienen una elevada cantidad de calcio, también hay otros alimentos a partir de los cuales podemos obtenerlo en elevadas concentraciones. El brócoli (principalmente el tallo), la col, la col Kale y las endivias son alimentos ricos en calcio. Por ejemplo, 100gr de brócoli aporta la misma cantidad de calcio que un vaso de leche. Otra fuente de calcio vegetal puede ser el sésamo (tostado y molido) y el tahin (pasta de sésamo). Dos cucharadas de sésamo o de tahin contienen la dosis diaria recomendada de calcio. Una opción saludable de incluir calcio en nuestra alimentación diaria, es añadir una cucharada de sésamo en la primera comida del día, de esta forma aseguras la ingesta diaria recomendada de este mineral. También debemos considerar que algunas legumbres, sobre todo la soja fermentada, son ricas en calcio, pero es cierto que son alimentos en las que el calcio es menos biodisponible y nos cuesta más de absorberlo a través del intestino.
Por lo tanto, para el aporte de calcio podemos incluir distintas fuentes y aportar variedad de estos nutrientes. Pero, sobre todo, lo más importante va a ser tener un intestino saludable capaz de absorber todos los minerales y vitaminas de nuestra alimentación.