El reclamo “con proteína” prolifera en los lineales. La proteína es cada vez más demandada y la industria lo sabe. Basta con cruzar la puerta de un gimnasio para que la palabra proteína aparezca unas cuatrocientas veces en las conversaciones de aquellos que están inflando músculo. Está claro que por salud o por estética, obtener proteínas en nuestra alimentación nos importa pero ¿qué sabemos realmente de ella?
QUÉ SON: Para entenderlo de forma visual podemos imaginar la proteína como un collar de perlas en el que cada una de ellas sería un aminoácido. Cuanto más extenso es este collar, de más calidad y más completa será la proteína. Ahora, en términos más científicos, las proteínas son estructuras complejas formadas por aminoácidos y son fundamentales para nuestro organismo, además de tener un papel fundamental como fuente de energía (como los hidratos de carbono), tienen una función estructural, ya que son necesarias para la formación de tejidos y para su reparación, transportan vitaminas y nos defienden de organismos invasores que nos pueden hacer enfermar, es decir, también tienen un desempeño clave en nuestro sistema inmunitario.
DÓNDE SE ENCUENTRAN: Los aminoácidos son las unidades básicas de las proteínas. Existen 20 aminoácidos. De estos, nuestro organismo puede fabricar doce (que son los aminoácidos no esenciales). Los ocho restantes (aminoácidos esenciales o indispensables) los debemos adquirir a través de la alimentación. Los aminoácidos esenciales se encuentran en diferentes proporciones en distintos alimentos, tanto de origen animal como vegetal. Para asegurar un aporte correcto de los ocho aminoácidos esenciales es necesario llevar una dieta equilibrada en la que se incluya carne, pescado y huevos, alimentos de alto valor biológico puesto que cuentan con todos los aminoácidos. Las proteínas de origen animal son más completas, es decir, sus cadenas son más largas que las proteínas de origen vegetal. Los alimentos de origen vegetal, sin embargo, no contienen todos los aminoácidos y son deficitarios en algunos de ellos, pero se puede conseguir llevar una dieta equilibrada si se realizan las combinaciones de alimentos adecuadas complementando las proteínas vegetales.
FUNCIONES: Cómo hemos dicho, las proteínas actúan en nuestro organismo de distintas formas:
Función estructural. Las proteínas son los principales componentes de todos los tejidos de nuestro cuerpo (músculos, huesos, pelo y uñas).
Funciones reguladoras. Muchas de las hormonas tienen una estructura proteica, además de enzimas digestivas y algunos neurotransmisores.
Funciones inmunitarias y de coagulación. Muchos anticuerpos, así como la protrombina y el fibrinógeno, tienen base proteica.
Funciones de transporte. Hay proteínas, como las apolipoproteínas, que transportan lípidos; la albúmina transporta ácidos grasos libres; o la hemoglobina que se encarga del transporte de oxígeno.
Funciones energéticas. Cuando faltan los hidratos o en determinadas situaciones vitales, las proteínas pueden usarse como fuente de energía.
¿CÓMO PUEDO SABER SI TOMO SUFICIENTE PROTEÍNA?: En general se recomienda aportar al organismo entre 40 y 60 gramos de proteínas diarias, pero las necesidades pueden variar según la edad o el estado de salud. Durante el embarazo, por ejemplo, se requiere un consumo mayor de proteínas. Cuando tomamos menos proteínas de las necesarias entramos en un estado de catabolismo (se destruyen tejidos, sobre todo músculo, para conseguir el aporte de proteínas que no tenemos por la dieta). La consecuencia más inmediata es una pérdida del tono muscular; posteriormente puede haber alteraciones de las funciones reguladoras y del transporte de nutrientes.