Si has leído la prensa estos días te sonarán algunos titulares: “La ciencia lo avala: la dieta FAFO para adelgazar 1 kilo a la semana”, “Cómo seguir una alimentación FAFO: adelgazarás un kilo a la semana y dirás adiós al efecto rebote” o “Dieta FAFO, la fórmula flexible y amigable para perder peso sin sufrir”. Es fácil caer en el clickbait pero, a pesar de la naturaleza de estos titulares, la dieta FAFO no es una dieta milagro, sino todo un cambio en el estilo de vida que pasa por adoptar una alimentación sana y sostenible en el tiempo. Y aunque estas semanas está ganando popularidad, la verdad es que ya adquirió bastante protagonismo en noviembre, cuando en el Congreso Anual de la Sociedad Española de Obesidad se destacó su utilidad.
¿QUÉ SIGNIFICA?: FAFO quiere decir 'Flexible and Friendly for the Overweight'. Y estas tres palabras claves definen con bastante exactitud el plan que propone: una dieta flexible y sencilla para controlar el sobrepeso.
¿QUÉ PROPONE?: Más que de un 'plan de choque' para adelgazar a lo bestia en momentos puntuales, el objetivo de esta dieta es consolidar este tipo de alimentación como pilar de un estilo de vida saludable. Podríamos decir que FAFO va más allá de lo físico para adentrarse en lo social, adaptando la dieta a las costumbres y a la economía de cada persona. Con la dieta mediterránea como fuente de inspiración, la FAFO apuesta por las proteínas de calidad (pescado y carnes magras, limitando al máximo las rojas), las verduras, las frutas y las grasas 'buenas' (aceite de oliva, aguacate, frutos secos, etc.). Todas ellas cocinadas de forma saludable (¡adiós fritangas!) y en sus raciones adecuadas. Y, obviamente, rechaza radicalmente ultraprocesados, azúcares, etc.
A todo esto hay que añadir que el plan incluye la práctica habitual de actividad física, algo que ayuda a evitar el temido “efecto rebote”. Lo cierto es que sabiendo todo esto podemos concluir en que la Dieta FAFO tiene más de sentido común que de milagro.