Todos coincidiremos en que ver el frigo lleno se hace cada día más difícil. Quizás por este motivo, como acto estético y reivindicativo, son cada vez más los que se están uniendo al fridgescaping, una tendencia que consiste en decorar el interior del frigo con flores, luces, fotografías y otros elementos decorativos, al más puro estilo Los Bridgerton.
Pero para sorpresa de nadie, esto no es algo nuevo y como muchas otras tendencias virales su origen se remonta a la década de los 2000, concretamente a 2011, cuando la diseñadora de interiores Kathy Perdue acuñó el término en su blog Good Life of Design para designar lo que a ella le gustaba hacer: decorar frigoríficos.
Las redes sociales, con su innegable capacidad de hacer renacer cualquier ocurrencia, han fomentado que cada vez sean más los usuarios que se suman a esta tendencia: frigos con intervenciones efímeras.
Pero ¿son realmente una buena idea? Pues, aparte de que los objetos decorativos pueden obstaculizar el acceso a los alimentos, el mayor problema de esta tendencia es el riesgo para la seguridad alimentaria. Decorar el refrigerador con objetos no pensados para conservar alimentos puede conllevar problemas de salud por varios motivos. Colocar alimentos cerca de objetos no adecuados puede aumentar el riesgo de contaminación cruzada, y elementos como los jarrones antiguos pueden contener sustancias como el plomo, entre otros tantos contras.
Aún así hay quienes aseguran que se puede practicar esta tendencia de forma sensata, como la fundadora de la línea de utensilios de cocina Hedley & Bennett, Ellen Marie Bennett, que sugiere que la decoración del frigo se haga con contenedores uniformes y etiquetas claras para organizar los alimentos, añadiendo solo uno o dos elementos decorativos que aporten una sonrisa al abrir la nevera pero no comprometan su funcionalidad. Así que si decides jugar a "Los Fridgeston" hazlo con objetos limpios y un poquito de sensatez.